Iñaki Garmendia considera necesario redefinir las condiciones del sector turístico
5 Abril, 2021Iñaki Garmendia, consultor en Seguridad y Turismo, considera que la llegada del Covid-19 ha alterado para siempre algunas concepciones turísticas y, poniendo como ejemplo a los turistas alemanes que consideran a las Islas Baleares su hogar, plantear un cambio de concepciones bajo la premisa de que “el turismo y los turistas son lo que realmente importa”. Eso sí, bajo toda garantía sanitaria.
El sector turístico lleva un año sobre-expuesto, soportando múltiples vaivenes a un ritmo vertiginoso y copando infinidad de primeras páginas, con el agravante de una gestión que se ve enturbiada y que tiene serias dudas sobre cómo mantener el trazo de su presente y futuro.
Si antes de la crisis para que un turista accediera a su destino ubicado entre unos 1.000 y 5.000 mil kilómetros era necesario el engarce de diferentes servicios turísticos y no turísticos, internos y externos y públicos y privados, con la llegada del Covid 19 muchos de ellos se vuelven del todo inservibles.
Además, y ante cualquier pequeño resquicio de esperanza que da la pandemia e invita a poner en marcha procesos muy concretos y finalistas, surgen situaciones y escenarios de tipo social, ético y humanitario, sanitario, económico, de convivencia, de seguridad integral, de movimiento de personas, trámites fronterizos y diplomáticos, medidas restrictivas de todo tipo, horarios cambiantes, etcétera, que llegan a abortar esos pequeños brotes verdes.
Y ¡atención!, que nadie ponga en duda que se han de priorizar las recomendaciones sanitarias ante otras de diferente naturaleza, incluidas las turísticas y terciarias. Pero esta crisis sanitaria ha derivado en una crisis turística de dimensiones catastróficas, que requiere de un tratamiento diría que singular, tanto en su estricta parte sectorial como a la hora de aunar voluntades con los agentes y escenarios antes señalados u otros hasta ahora no identificados.
Ante este conglomerado de intereses y servicios que inciden en su actividad, ¿cuál es la capacidad que tiene el sector para interrelacionarse con todos ellos y velar por sus intereses? La ansiada vacuna ¿se convertirá en el bálsamo que todos desean y punto? ¿Las relaciones pretéritas volverán a ser suficientes? O ¿deberán de ir aderezadas de esos u otros factores que es probable que vengan para quedarse?
Iñaki Garmendia, a la derecha, en la presentación de una de las ferias internacionales de Turismo que ha dirigido
Estas dudas son visibles en la mayoría de las realidades nacionales e internacionales, dando la sensación que el sector se encuentra vinculado ¿y supeditado? a voluntades e intereses externos y colaterales. Pensemos que los desplazamientos, estancias y desarrollo de experiencias ociosas y recreativas siempre han estado ahí, aunque en cada época se han ido dando de diferente manera, en función de las infraestructuras, tecnologías y de las correspondientes condiciones sociales.
Una de las enseñanzas que nos esté dejando el Covid-19 es el anhelo que muestran, pongo como ejemplo, los turistas alemanes hacia las Islas Baleares, que es algo a conservar y actualizar. Son auténticas muestras de un vínculo, de un deseo por regresar a su hogar–destino vacacional, de volver a anidar en él durante periodos de tiempo ya trillados. Y esa querencia ha de ser tenida en cuenta entre las (nuevas) condiciones sociales alemanas, españolas y hasta de la propia Unión Europea.
Condiciones que consideren que la gestión finalista de la producción y consumo a través de las personas-turistas es mucho más compleja y sensible que la de otros procesos productivos. Que son sujetos diferentes país y destino, ciudadano europeo y turistas, seguridad en los productos contratados y seguridad en los destinos, transporte de mercancías y transporte de personas y turistas, sanidad ciudadana y turística, etcétera, etcétera.
Y que dicha singularidad exige de una visión y tratamiento especial y añadido. El no hacerlo, está suponiendo que las instituciones europeas se estén viendo desubicadas y sin las herramientas y políticas precisas para superar los efectos de esta crisis y posibles situaciones venideras.
Creo que es un momento adecuado para esclarecer que no se trataría de duplicidades, sino de auténticas necesidades. Sería cuestión de revisar y definir cuál o cuáles son esas condiciones partiendo de la posición incuestionable de que, “el turismo y los turistas son lo que realmente importan”.
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